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El 2030 después de la pandemia

En 2030, veremos las repercusiones del COVID-19 de una manera similar a como les sucedió a las personas en 1930, cuando vivieron la gripe española de 1918 a 1920 con efectos geopolíticos limitados en el largo plazo.

Un escenario posible para esa fecha podría ser el crecimiento del poder chino y la polarización en Occidente con regímenes autoritarios. También podría existir una conciencia mayor sobre la importancia de la globalización ambiental sustentada por un reconocimiento de que ningún país puede solucionar esos problemas por sí solo.

Estados Unidos y China podrían lograr cooperar en el terreno de la pandemia y del cambio climático, aunque seguirán compitiendo en otras cuestiones como las restricciones a la navegación en el Mar de la China Meridional y en el Mar de China Oriental. La amistad será limitada, pero la rivalidad estará bajo control.

Algunas instituciones mundiales se debilitarán, otras se repararán y otras se inventarán.

Estados Unidos seguirá siendo la potencia más grande del mundo, pero sin el grado de influencia que tenía en el pasado.

Finalmente vemos que pocas probabilidades de que el impacto de la pandemia actual reformule profundamente la geopolítica en 2030 aunque varios factores podrían alterar estas probabilidades como un rápido desarrollo de vacunas efectivas, confiables y baratas que se distribuyan ampliamente a nivel internacional podría aumentar la probabilidad de la continuidad de dominio de Occidente y reducir la probabilidad de escenarios autoritarios chinos.

Estimar el efecto de largo plazo de la pandemia no es una predicción exacta del futuro, sino un ejercicio de pesar las probabilidades y de ajustar las políticas actuales a aprender la lección que nos deja la pandemia para tener un mundo mejor en todos los sentidos.





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