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El carbón está muriendo y creciendo la vida solar

Una vez al año, la Agencia Internacional de la Energía intenta imponer cierto orden en el caótico mundo del petróleo, el gas, la energía y el carbono mediante la publicación de escenarios detallados sobre cómo podrían desarrollarse las próximas décadas.


Las cuatro grandes conclusiones del 2020 World Energy Outlook indican que los pronósticos se hacen más difícil que nunca.


Predecir el futuro de la energía es un desafío aún mayor de lo habitual este año con una interrupción no vista desde las guerras mundiales y la Gran Depresión.


Casi todas las tendencias mundiales en la demanda de combustible y energía giran en torno a preguntas más adecuadas para un epidemiólogo que para un experto en energía: ¿habrá una vacuna eficaz y ampliamente disponible para el Covid-19? ¿Los hábitos aprendidos durante el encierro, como el trabajo remoto y la aversión a volar, durarán más que la pandemia?


La AIE intentó cortar este nudo ofreciendo un escenario principal en el que la pandemia se controlará el próximo año, y otro que presenta brotes de virus prolongados y bloqueos.


El abismo entre las dos perspectivas es enorme.


En el primero, el uso de petróleo se recupera para 2023, en el segundo se demora hasta una década. La demanda mundial de electricidad en 2030 en el caso pesimista es 27.000 teravatios hora menor que en el escenario principal, equivalente al doble del consumo de Japón.


El carbón está muriendo y creciendo la vida solar


El combustible que alguna vez fue el elemento básico de los servicios públicos probablemente nunca volverá a los niveles de demandas anteriores a la pandemia. Para 2040, la participación del carbón en la combinación energética caerá por debajo del 20% por primera vez desde la revolución industrial.


Mientras tanto, la energía producida a partir de energía solar fotovoltaica se ha vuelto más barata que la electricidad de las plantas alimentadas con combustibles fósiles en la mayoría de las naciones. Las energías renovables sacarán el carbón de la red, llevando el 80% del crecimiento de la demanda hasta 2030.


El petróleo sin un máximo en el horizonte


Las predicciones de la demanda de petróleo están muy de moda, ya que incluso gigantes petroleros como BP Plc dicen que es posible que el consumo nunca vuelva a alcanzar las alturas vistas en 2019.


La AIE, formada en respuesta a las crisis del petróleo de la década de 1970 y obligada a preservar la seguridad del suministro de energía, se ha resistido durante mucho tiempo a tales predicciones.


La agencia se mantuvo en esa posición este año. Incluso con un escenario Covid-19 más pesimista, mostró que el consumo de petróleo recuperó los niveles previos a la pandemia en la última parte de esta década y se estabilizará en la década de 2030.

Debe haber cambios tecnológicos y de comportamiento a gran escala. Las tendencias positivas en el transporte, los edificios y los hábitos diarios de la humanidad necesitarán impulsores turbo.

Hay mucho trabajo por hacer.


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