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Imaginemos a Estados Unidos con una nueva cara para el mundo post Covid

Joe Biden, es el nuevo presidente de Estados Unidos y ha remarcado los elementos centrales de su enfoque para el mundo: reconstruir su país puertas adentro, trabajar con los países aliados, abrazar la diplomacia, participar en las instituciones internacionales y promover la democracia. Todo esto lo pone directamente dentro de la tradición ampliamente exitosa de la política exterior americana posterior a la Segunda Guerra Mundial que su predecesor, Donald Trump, repudió tanto tiempo.


En su primer discurso sobre política exterior, Biden declaró que Estados Unidos ha vuelto y su secretario de Estado Tony Blinken ya lo representa y se esfuerza por apoyar a la diplomacia de su país.


Biden también declaró que detendrá la retirada de las fuerzas armadas americanas de Alemania como una señal de devolver a los miembros de la OTAN la confianza en las garantías de seguridad americanas y enviar al presidente ruso Vladímir Putin la señal de que no debe tratar de usar la imprudencia en el exterior para distraer la atención de las protestas en su propia casa.


En otra arista, los avances y acciones para lidiar contra la pandemia y sus secuelas económicas ya están a la vista y son positivas; lo mala es que no hay dudas de que las divisiones políticas y sociales del país continuarán. Biden debe liderar con el poder de su ejemplo, pero tal vez pase mucho tiempo hasta que ese ejemplo sea nuevamente admirado en el mundo.


Biden reforzó aún más los asuntos humanitarios cuando se comprometió a abrir las puertas del país a un número mucho mayor de refugiados. Esta acción de ayuda con la entrega de una cantidad significativa de dosis de vacunas contra el COVID-19 al mundo en vías de desarrollo sería moralmente correcto y beneficiaría a Estados Unidos para que los países de todo el mundo se recuperen, lo que produciría una mejora económica y, en última instancia, menos refugiados en todo el mundo.


Aunque Biden está en lo cierto al criticar a Rusia y China por infringir el estado de derecho, no puede obligarlos. Putin y el presidente chino Xi Jinping están preparados para pagar el precio de las sanciones para mantener el control político y Estados Unidos no puede arriesgar la relación con ninguno de esos países por los derechos humanos internos de cada país. Debe considerar otros intereses fundamentales, una realidad que quedó de relieve con la decisión del gobierno de Biden de firmar una extensión por cinco años del nuevo pacto nuclear START con Rusia (1)


Realidades similares como la necesidad de ayuda frente a Corea del Norte, limitarán la presión que Estados Unidos pueda ejercer sobre China por su comportamiento en Hong Kong o frente a la minoría uigur en Sinkiang. Sumemos ahora Birmania que podría resistir si el gobierno chino entrega su ayuda a los militares en el poder.


La política china será más fácil de articular que de implementar. Biden criticó duramente el comportamiento chino, pero también marcó su deseo de trabajar con el gobierno de Xi cuando eso beneficie a Estados Unidos. China tendrá que decidir si está preparada para entregar una respuesta recíproca frente a la crítica americana.


Estados Unidos enfrentará dificultades para concretar su meta de organizar al mundo para encontrar soluciones a desafíos mundiales como el mejor manejo de las enfermedades infecciosas, el cambio climático, la proliferación nuclear y la conducta en el ciberespacio. No hay consenso aún en la comunidad internacional de como se deben manejar estos grandes desafíos y Estados Unidos no puede ni quiere obligar a otros a actuar como ellos lo desearían. Y en este 2021, no podemos pensar que alcance el éxito por sí solo.


Quedan unas cuantas decisiones difíciles. El gobierno de Biden tendrá que determinar qué hacer frente a las ambiciones nucleares iraníes y si volverá a ingresar en el pacto nuclear de 2015. También hay preguntas sobre qué hacer con el acuerdo firmado hace un año con los talibanes —no tanto un acuerdo de paz, sino un pretexto para la retirada militar estadounidense— y sobre el régimen norcoreano que continúa expandiendo sus arsenales nucleares y de misiles.


Buenos desafíos para Biden y para el mundo.






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