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Lo que el pasado de China puede decirnos sobre el futuro de Xi Jinping

Poco después de asumir el poder a fines de 2012, el primer viaje del líder chino Xi Jinping fuera de Beijing fue para visitar a las tropas en la región militar de Guangzhou, en el sur del país, donde les dijo a los reclutas que el alma de los militares debe ser obedecer las órdenes del partido sin compromiso y que su máxima prioridad es poder pelear y ganar batallas. Ocho meses después, Xi recorrió el portaaviones Liaoning, donde transmitió el mismo mensaje. Una década más tarde, en retrospectiva, estos no solo parecen eventos significativos en sí mismos, sino también señales bastante confiables sobre qué esperar de China bajo su nuevo líder: un estilo contundente y mucha más asertividad de la que el mundo había estado acostumbrado bajo el gobierno comunista reciente.


El problema familiar con la retrospectiva es que no está disponible en tiempo real, y con el sistema político de China ya profundamente opaco y cada vez más cerrado bajo Xi Jinping, eso significa que nosotros, los extranjeros, nos hemos quedado con poco más que hojas de té para leer e interpretar los acontecimientos en China.


Después del cierre de la Asamblea Popular Nacional del Partido Comunista Chino de 2022, que se realiza una vez cada cinco años, el primer gran movimiento público de Xi Jinping después de su coronación efectiva fue viajar a Yan'an, en el noroeste de China, el sitio más importante en la historia del Partido Comunista Chino, donde Mao Zedong dirigió sus fuerzas en retirada al final de la Larga Marcha, reubicando su movimiento allí después de una serie de derrotas militares a manos de los nacionalistas y planeando lo que se convertiría en el eventual triunfo de su revolución. Yan'an es también donde desaparecieron todas las dudas sobre la absoluta preeminencia de Mao entre los comunistas chinos. Fue allí donde floreció plenamente su culto a la personalidad y donde se arraigó la tradición de tratarlo como casi infalible. Durante años, fue Mao, aparentemente solo, quien determinó lo que era rojo o negro, como decían los chinos, es decir, lo que quedaba y lo que estaba bien, quién estaba arriba o abajo, adentro o afuera. Con las decisiones de Mao, a menudo brutalmente implementadas, se decidió el destino de innumerables personas.


Entonces, ¿qué debemos pensar de la visita de alto perfil de Xi Jinping a Yan'an, realizada con todos los miembros de su nuevo Comité Permanente del Politburó cuidadosamente seleccionados? Xi Jinping ha elegido explícitamente a Mao como su modelo, un emperador en términos de autoridad y el alcance de la propaganda generada sobre él.


Debemos buscar en otros lugares sobre lo que está sucediendo y cómo el gobierno de Xi encajará dentro del largo plazo y en esa línea ver la gran narrativa del pasado de China.


La China de hoy se parece a la de la era de Yongzheng quien gobernó China durante la dinastía Qing a principios del siglo 18. Hoy, aunque muchos eruditos creen que él era de hecho el sucesor previsto de su padre, se produjeron disputas entre los hermanos de Yinzhen, en parte porque Yongzheng no era ni el mayor ni se consideraba el más capaz de los posibles herederos varones. Inseguro sobre las percepciones de su legitimidad, con algunos rumores que decían que había falsificado el testamento de su padre, el emperador Yongzheng hizo encarcelar a algunos de sus hermanos, donde varios de ellos murieron.


Pocos plantean preguntas sobre los términos de la sucesión de Xi Jinping, que siguió el guión establecido del Partido Comunista de la época, pero lo que tal vez tenga comparación, es cómo gobernó Yongzheng donde prohibió a los eruditos chinos formar asociaciones o sociedades de poesía porque potencialmente podrían volverse políticas. Para Xi Jinping, la fuente de ansiedad puede provenir de su propio juego de poder, ya que acaba de anular las reglas de su propia sucesión tanto esta vez como indefinidamente en el futuro.


Aunque este fue un movimiento audaz y potencialmente arriesgado, sería un error exagerar el grado de institucionalización de las reglas de sucesión que Xi Jinping acaba de codificar que datan de Deng Xiaoping, quien sucedió a Mao e ideó un conjunto de reglas informales que en efecto establecieron un límite de dos mandatos, o 10 años, para dirigir el Partido Comunista. Deng Xiaoping se enseñoreó de su sucesor, Jiang Zemin, incluso después de renunciar a todos sus títulos de gobierno, y Jiang Zemin hizo lo mismo con su sucesor, el hombre recientemente escoltado del Congreso del Partido, Hu.


En el sorteo de la historia con una referencia a Yuan Shikai, el hombre fuerte militar que asumió el poder al final de la dinastía Qing en 1912, y luego buscó y fracasó en establecerse como un nuevo emperador después del comienzo del dominio republicano. Xi Jinping, advirtió, qué no está tratando de convertirse en emperador, pero después de comenzar su tiempo en el poder con ciertas restricciones burocráticas, Xi Jinping ha decidido modificar la realidad para que se adapte a él y garantizar que pueda continuar en el poder sin necesidad de límites de mandato y sin la influencia cercana de ningún rival. Quiere que la suya sea la voz que se escucha en todas partes, y su imagen aparece en todas partes con esa misma mirada desconcertada en su rostro, muy parecido a Mao.


Xi Jinping se ha centrado en China hacia adentro, dando la espalda al crecimiento empresarial, al turismo extranjero, al aprendizaje de inglés y estudios en el extranjero, todas estas cosas que los observadores de China habían dado por sentado. Cosas como estas eran inherentes a la visión que tenía Deng Xiaoping para la modernización de China y su integración en el mundo, y Xi Jinping claramente tiene una visión muy diferente de cuál debería ser la posición de China en el mundo.

Es realmente difícil averiguar qué es lo que busca. Es posible que ni siquiera hayamos comenzado a ver cuál es su verdadera agenda.



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