No es ningún secreto que la digitalización está cambiando drásticamente las operaciones, los sistemas y los modelos de negocios de las empresas.
La digitalización permitirá a los gerentes asignar mejor el capital y la mano de obra de su empresa en tiempo real y podrán revisar regularmente y mejorar sus operaciones, optimizando sus procesos existentes, adoptando mejores prácticas desde fuera de sus organizaciones e identificando el uso más productivo de sus activos.
La digitalización colaborara con los gerentes a organizar y cotejar las grandes bases de datos de la actualidad para mejorar la toma de decisiones. En una forma tradicional de trabajo, los equipos de gestión trabajaban con mucha menos información. Las empresas tendían a funcionar dentro de una o pocas jurisdicciones y los responsables de las tomas de decisiones en las empresas escuchaban las perspectivas de un subconjunto de partes interesadas, como los accionistas en reuniones generales anuales o en conversaciones de grupos más reducidos y con los empleados a través de reuniones internas.
En la actualidad, las empresas cada vez más funcionan en múltiples jurisdicciones y escuchan la opinión de un conjunto más amplio de partes interesadas como sus clientes y personas de las comunidades, especialmente a través de las redes sociales. La presión pública ya está obligando a las empresas a divulgar más detalles sobre la procedencia de sus productos, incluidos condiciones laborales, salarios promedio y métricas ambientales, como la cantidad de agua utilizada y el dióxido de carbono emitido. Los empleados pueden manifestar sus quejas en plataformas digitales con foros de discusiones tales como Glassdoor o TheLayoff.com
En un contexto de estas características, los gerentes tienen que poder organizar e interpretar datos por sí mismos, identificar tendencias económicas, geopolíticas y sociales amplias, y utilizar la información que recogen para adaptar sus estrategias con celeridad. Con este objetivo en mente, deberían impulsar el compromiso productivo con todas las partes interesadas y sacar ventaja de las tecnologías digitales y sus datos para erradicar ineficiencias, eliminar redundancias y simplificar procesos engorrosos.
Las empresas deben aplicar la digitalización para mejorar la flexibilidad organizacional en respuesta a las amenazas y a las oportunidades externas donde las tendencias que sustentan la desglobalización con políticas proteccionistas, controles de capital transfronterizos y reglas de inmigración más estrictas, puedan afectar el lugar y la manera en como las empresas vendan sus productos, en como se financian, en como utilizan el capital de inversión, a qué reserva de talentos puedan recurrir y cuán confiables son sus cadenas de suministro.
La escalada de las tensiones entre China y Occidente ha planteado el espectro de una balcanización del comercio, de la tecnología y de los regímenes monetarios. Ya estamos viendo el surgimiento de una balcanización de Internet, caracterizada por dos entornos digitales enfrentados, liderados por Estados Unidos y China, con protocolos de IP diferentes. Esto plantearía un serio desafío para muchas empresas, que están preparadas para funcionar en un sistema globalizado único, con sistemas de financiamiento, adquisición y contratación centralizados.
En medio del rápido cambio social, económico y cultural, las organizaciones necesitan flexibilizar sus modelos de negocios y operaciones y las tecnologías digitales disponibles pueden brindar una flexibilidad de manera efectiva reduciendo costos, mitigando los riesgos operacionales, y permitiendo a las empresas a operar, reunir y utilizar capital y contratar en un sistema balcanizado o bifurcado.
La digitalización también puede permitir a las empresas adecuar sus ofertas y precios a los consumidores individuales. Por ejemplo, las compañías de seguros cotizan sus pólizas sobre la base de factores individuales, como la condición médica y el estilo de vida de sus asegurados y las tablas de mortalidad actuarial. A medida que la recopilación y el análisis de datos de alta calidad sobre los consumidores se vuelven más ágiles, un rango más amplio de empresas podrá adoptar una estrategia igualmente personalizada para la fijación de precios y de esta manera generar un mejor ajuste hacia su rentabilidad final. Si los productos financieros, como los préstamos hipotecarios y automotrices tuviesen una mayor digitalización, se podría cobrar una tasa de interés que esté mejor alineada con cada perfil de riesgo específico, que incluye un rango de métricas desde activos hasta expectativa de vida de cada consumidor individual.
Si las empresas diseñan y ejecutan estrategias de digitalización efectivas impulsarán sus rentabilidades al tener la capacidad de colocar más bienes y servicios en manos de los consumidores más rápido y a la vez reducirán costos al optimizar los procesos de contratación, fabricación, producción y logística. Repensar cómo distribuir el incremento de las ganancias resultantes de la digitalización es fundamental.
Las empresas por lo general dividen las ganancias entre reducción de deuda, reinversión y pagos a los accionistas en forma de dividendos y recompras, o las almacenan para fines estratégicos de largo plazo. Pero en tanto el capitalismo de accionistas se mueva hacia el capitalismo de partes interesadas, un rango más amplio de grupos de interés como empleados y comunidades locales, obtendrán sus beneficios. Los roles crecientes de las empresas en áreas como la educación, la atención médica y la infraestructura así como el crecimiento inminente del desempleo estructural debido a la automatización y la digitalización reforzarán esta expectativa.
De la misma manera que la pandemia del COVID-19 ha subrayado la fragilidad de muchos modelos de negocios, también ha intensificado la carrera para adoptar tecnologías de punta. Pero la adopción es sólo el primer paso.
La manera en que estas tecnologías se apliquen en las áreas esenciales descritas, determinará quienes finalmente llegarán a la línea de meta y en que fecha.
