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Seamos OPTIMISTAS. No nos desesperamos en décadas anteriores y no debemos desesperarnos ahora

Los países en desarrollo no se están poniendo al día tan rápido como nos gustaría, pero lo están haciendo más rápido que antes. Hemos visto la industrialización exitosa y el rápido crecimiento económico de países como India, Bangladesh, Vietnam, Indonesia, Malasia, Polonia y la República Dominicana. Es extremadamente claro que seguimos siendo testigos de la gran cantidad de historias de éxito y que el desarrollo global no ha se ha detenido.

Escribir sobre el desarrollo es difícil, porque esa palabra puede significar varias cosas diferentes:

· Puede significar el crecimiento de los ingresos y la reducción de la pobreza entre los países en desarrollo.

· Puede significar la convergencia entre los países en desarrollo y los desarrollados.

· Puede significar la industrialización y un cambio estructural de la agricultura hacia la manufactura, una característica común de cómo los países se enriquecen.

Además, es fundamental ver el período de tiempo que estamos viendo:

· ¿Estamos viendo el desarrollo de los últimos treinta años o de los últimos cinco años?

· ¿Estamos mirando las proyecciones futuras y la posibilidad de un desarrollo continuo?

También debemos mirar los niveles de las tasas de crecimiento y preguntarnos si deberíamos estar contentos de que Bangladesh sea mucho menos pobre que antes, o deberíamos desesperarnos porque todavía es bastante pobre o tal vez deberíamos mirar el promedio de todo el mundo en desarrollo, o deberíamos centrarnos en regiones específicas como Africa o América Latina.

Es muy fácil confundirse entre tantas preguntas diferentes y existen variadas opiniones sobre la historia del desarrollo, argumentando que entre los años 1950 y 1980 ocurrió el punto máximo del crecimiento y que en las últimas décadas las cifras se han estado reduciendo.

La historia del avance económico a partir del término de la Segunda Guerra Mundial mostró una edad de oro del desarrollo de la humanidad donde la teoría económica básica decía que los países pobres deberían crecer más rápido que los ricos, pero hasta 1990 esto no parecía estar sucediendo. Los países ricos seguían manteniéndose a la cabeza o incluso alejándose. Las excepciones como Corea del Sur, Taiwán y Singapur fueron pocas y distantes entre sí. Pero en la década de los noventa, las cosas cambiaron: de repente y hubo una correlación negativa entre los ingresos de un país y su tasa de crecimiento, tal como la teoría económica dice que debería ser. Los países en desarrollo finalmente se estaban poniendo al día.


Por lo tanto, cualquier relato que afirme que el desarrollo ha tenido una muerte larga y lenta debe enfrentarse al hecho de que el crecimiento de recuperación de los países pobres era básicamente inexistente en las décadas de la posguerra, pero ha sido un hecho de la vida en el siglo 21 hasta ahora. Este crecimiento acelerado de los países pobres fue acompañado por una reducción masiva de la pobreza. A la gente le gusta discutir si la pobreza extrema, medida como personas que viven con menos de 2,15 dólares al día sea un umbral apropiado, pero este debate realmente no importa porque al mirar los tres umbrales de pobreza definidos por el Banco Mundial, todos han estado bajando casi continuamente en todas las regiones del mundo durante las últimas tres décadas.

Obviamente, la reducción de la pobreza en el Este de Asia ha sido la más impresionante, debido al hipercrecimiento de China y se debe destacar especialmente lo que ha hecho India, porque siendo en la actualidad el país más grande y poblado del mundo; tiene un nivel de pobreza alto, pero, la reducción de la pobreza en ha sido asombrosa.

Aunque la economía mundial experimentó un rápido crecimiento durante los años de la posguerra, los países en desarrollo no lograron alcanzar a los países desarrollados y aunque el crecimiento redujo las tasas de pobreza, las altas tasas de natalidad y la alta desigualdad significaron que el número total de personas extremadamente pobres en el mundo en realidad aumentó durante esta edad de oro. Recién a mediados de la década de 1990 comenzó a disminuir realmente el número de seres humanos en extrema pobreza.

En otras palabras, si el desarrollo global ha tenido alguna vez una edad de oro, han sido las últimas tres décadas, no los años de la posguerra.

El cambio radical desde mediados de los 90 ha sido un gran triunfo humano, pero es crucial enfatizar que este es solo el comienzo de un largo viaje. Países como Polonia y Malasia se han acercado al estatus de países desarrollados en los últimos años.

El desarrollo siempre fue muy difícil, poco confiable y desigual. Pero ha sido un poco menos difícil, poco confiable y desigual en las últimas décadas. La historia del desarrollo no ha sido la de una caída en desgracia, sino la de una aceleración lenta e irregular.

Esta historia deja una pregunta clave aún sin respuesta: ¿Podrán continuar los tiempos relativamente buenos?

La industrialización probablemente no ha terminado y no lo sabemos hasta que lo veamos en un par de años más. Existe otro argumento en que la industrialización- enriquecerse mediante la fabricación- no es un camino de desarrollo viable para la mayoría de los países en desarrollo de hoy. Existen excepciones, como Polonia, Vietnam y pocos más, pero en general, este camino está cerrado.

Para la mayor parte del mundo, no existe un camino real hacia el desarrollo que no pase por la fabricación y es por esta razón que los países del mundo en desarrollo se encuentran hoy en una situación marcadamente diferente de la de los países exitosos de industrialización tardía del pasado.

Los países se están quedando sin oportunidades de industrialización y con niveles de ingresos mucho más bajos en comparación con la experiencia de los primeros industrializadores. Los países asiáticos con un 60% de la población mundial y sus exportadores de manufacturas se han visto en gran medida aislados de estas tendencias, mientras que los países latinoamericanos y africanos se han visto especialmente afectados desde que comenzaron a desindustrializarse, gran parte del este y sureste de Asia y Europa del Este, incluida Turquía, han seguido una estrategia exitosa de crecimiento impulsado por la manufactura. Por lo tanto, está claro con solo una lectura rápida del registro histórico que la desindustrialización de América Latina y Africa subsahariana no se percató del gran cambio económico que hiciera imposible la industrialización. En la actualidad, la automatización es una de las principales razones por la que los países en desarrollo ya no podrán industrializarse debido a que esta condición ahorra mano de obra.

Las sociedades pobres de hoy también son bastante diferentes de las anteriores. Corea del Sur en 1960 o China en 1980 eran sociedades mayoritariamente agrarias, con muchos campesinos bajo el dominio de coaliciones imperfectas pero coherentes de élites con una mirada al desarrollo. Su éxito inicial fue producto de una alta capacidad estatal incluso con bajos niveles de ingresos, producto de una variedad de factores donde estos países disfrutaron de una autonomía estatal con fuertes monopolios que permitían sus élites coordinarse de manera efectiva entre el estado y la empresa, capaces no solo de subsidiar a las empresas sino también de disciplinarlas. Su fuerza laboral era relativamente calificada y saludable, debido a las políticas exitosas de educación y salud pública, e incluía una gran cantidad de trabajadores baratos que podían inundar la industria manufacturera. Esta es básicamente una forma de decir como los países de Asia oriental pudieron industrializarse porque eran políticamente capaces de aplicar las políticas que condujeron a la industrialización.

El estado de la política y las sociedades africanas y latinoamericanas tienen en la actualidad élites corruptas, violencia, inestabilidad, etc. y si asumimos que estos problemas llegaron para quedarse, entonces tal vez deberíamos darnos por vencidos y renunciar en ambas regiones. No estoy dispuesto a pensar en esta idea, especialmente dado lo caótica y disfuncional que existía en China hace medio siglo. Los países pueden cambiar y debemos pensar en superar lo que hoy está sucediendo.

De todos modos, existe una alternativa obvia a la idea de que los robots y la globalización han hecho que la fabricación dirigida sea imposible para cualquiera que no tenga el encanto político y social del este de Asia y podría ser que no todo el mundo pueda industrializarse al mismo tiempo y que algunos países tienden naturalmente a especializarse en ser exportadores de recursos naturales, vendiendo energía, minerales y alimentos a todos en el planeta. Si este modelo se mantiene, entonces la verdadera razón por la que América Latina y Africa se desindustrializaron fue que otros países se les adelantaron en la fila. Cuando toda la inversión y la demanda manufacturera del mundo fluye hacia China, probablemente sea una mejor idea que Brasil o Sudáfrica vendan minerales y alimentos a China en lugar de intentar competir con las fábricas chinas.


Pero ahora que la industrialización de China se está desacelerando, otras regiones podrían tener su oportunidad. La fabricación de está saliendo de China hacia el sudeste asiático y el sur de Asia, tal como una vez fluyó desde Estados Unidos, Japón y Europa a China. Quizás eso cree otro auge de las materias primas para enriquecer a Africa, América Latina y el Medio Oriente. Y tal vez después de que termine ese auge, en 30 o 40 años, la manufactura fluirá hacia alguna de estas regiones.


Los países en desarrollo se enfrentarán a un montón de grandes vientos en contra con un desarrollo estancado en la mayor parte del mundo, crisis sostenible, disminución de la población en el mundo desarrollado y aumento de la población en los lugares más desfavorecidos, envejecimiento de la población en Estados Unidos y Europa, una economía china entrando en un equilibrio de bajo crecimiento y en donde las perspectivas de otro auge mundial de las materias primas para rescatar a las economías en desarrollo parecen distantes. El cambio climático es un desafío severo que el mundo entero tendrá que enfrentar. Tendremos que luchar contra el cambio climático construyendo una tonelada de energía verde, transporte verde e infraestructura verde.

Una inversión en gran escala hacia la economía verde podría crear una gran demanda de recursos metálicos desde los países en desarrollo, lo que podría ayudar a estimular la industrialización. Dado que la historia de la productividad es el objetivo real de la exportación, es fundamental que las exportaciones del futuro sean productos manufacturados en esta nueva economía verde, en lugar de exportaciones solo de recursos naturales a que es mucho más fácil mejorar la productividad en la fabricación que en la extracción de recursos. La fabricación también tiende a aumentar la complejidad de una economía, lo que es fundamental para el crecimiento. La fabricación tiene efectos multiplicadores sustanciales donde cada dólar que ingresa tiende a estimular también la actividad económica interna, a través de proveedores y servicios locales.

No se trata de encontrar el secreto para hacerse ricos rápidamente, sino que los países en desarrollo debiesen buscar el secreto para convertirse rápidamente sus economías en una gran clase media. Esa no sería una solución general completa al problema de la industrialización, pero representaría un avance asombroso sobre lo que sabemos ahora.

La transición a las energías limpias generará nuevas superpotencias de productos básicos a medida que el mundo abandona los combustibles sucios y nos cambiamos a fuentes de energía más limpias. La Agencia Internacional de Energía predice que las energías eólica y solar podrían representar el 70% de la generación de energía para el año 2050, frente al 9% en 2020, lo que se traducirá en una gran demanda de metales, como cobalto, cobre y níquel, vitales para las nuevas tecnologías de automóviles eléctricos y toda fuente de energías renovables.


Estoy seguro que el crecimiento global es algo muy difícil de pronosticar. Pero simplemente mirar el mundo y ser pesimista debido al cambio climático o a la situación de inflación actual, no son razones suficientes para pensar que el desarrollo económico está en decadencia. La perspectiva adecuada es darse cuenta de que el desarrollo económico siempre fue difícil, siempre lento, y siempre desigual e incierto. Hicimos bien en no desesperarnos en décadas anteriores, y no debemos desesperarnos ahora.


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