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Una mirada a los sectores que se ven como alto crecimiento en la década post-Covid

Una recuperación económica de múltiples velocidades está en marcha, lo que refleja las importantes variaciones que existirán entre los diferentes países a la hora de contener el coronavirus y administrar vacunas a la gran mayoría de su población. Existirán diferencias en los plazos que esto suceda en cada país, pero pronto veremos una secuencia en cascada de recuperaciones rápidas en varias zonas del mundo.

Los sectores que tuvieron que cerrar porque no podían funcionar sin una proximidad humana insegura ahora o pronto, reabrirán. Las empresas que sobrevivieron a los cierres por la pandemia experimentarán una rápida expansión generada por una demanda contenida. Las tasas de crecimiento subirán durante un período limitado antes de regresar a niveles normales. Podríamos pensar que entraremos en el mundo post-recuperación no antes del tercer trimestre de 2020.

Para los inversionistas, responsables de las políticas y el manejo de las empresas, una interrogante importante es si regresaremos a los patrones de crecimiento pre-pandemia y o si seremos testigos de un cambio hacia algún conjunto de dinámicas marcadamente diferente.


Si bien existen muchas áreas de incertidumbre en la economía post-recuperación, algunas industrias parecen posicionadas para un período de crecimiento extraordinariamente rápido.

Específicamente, en sectores con una combinación de posibilidades tecnológicas, capital disponible y una alta demanda de soluciones nuevas y creativas, las condiciones serán sumamente favorables para la inversión y la formación de nuevas empresas.


Entre los amplios sectores con el mayor potencial de crecimiento, mis tres candidatos principales son la aplicación de tecnologías digitales en toda la economía, la ciencia biomédica y sus aplicaciones en atención médica y las tecnologías que se ocupan de los diferentes desafíos para la sustentabilidad, especialmente aquellos asociados con el cambio climático.

Un crecimiento elevado en este contexto implica no sólo un crecimiento por sectores, sino altos niveles de actividad e innovación empresarial, una abundancia de nuevas empresas de rápido crecimiento y grandes ingresos de capital que generen tasas de retorno mayores de lo esperado.

Estas áreas son distintas, pero se superponen, porque están definidas más por la ciencia y las tecnologías que por la producción. Las tres son consideradas fuentes clave de resiliencia –para las empresas y para la sociedad en general- y esa percepción se ha visto reforzada por la pandemia y la creciente conciencia de los efectos del cambio climático. Entre esta perspectiva cambiante y la adopción forzada de tecnologías digitales durante la pandemia, hoy existe una mayor conciencia tanto de la oportunidad como de la necesidad de una digitalización, que se refleja en la demanda alta y creciente de soluciones tecnológicas.

En las tres áreas, muchos años de investigación e innovación han producido herramientas y tecnologías científicas poderosas que cada vez están más al alcance de las empresas e inversionistas que apuntan a resolver problemas específicos. Al mismo tiempo, los ecosistemas tecno-empresariales que alguna vez estaban concentrados en apenas unos pocos lugares se han expandido globalmente, lo que resulta en una red interconectada de inversionistas y empresas que comparten ideas, transfieren tecnología y se adaptan a las condiciones locales.

Los nuevos unicornios alguna vez asociados con Silicon Valley y unos pocos centros de alta tecnología ahora se pueden encontrar en números crecientes en un amplio rango de países desarrollados y de ingresos medios, y en sectores tan sorprendentes como la educación. En resumen, los sistemas que potencian el talento empresarial cada vez se afianzan más en el mundo.

En la actualidad ya existen varios gobiernos que han reconocido las oportunidades en los sectores mencionados y han redoblado debidamente su apoyo. Los programas fiscales que surgieron como consecuencia de la pandemia han sido mucho más agresivos que en el pasado. Los compromisos para invertir en infraestructura física y digital, ciencia y tecnología se están expandiendo, no sólo en Estados Unidos y China, sino también en Europa, en los sectores digital, biomédico y de tecnología verde.

Asimismo, los responsables de las políticas parecen entender que una demanda deficiente tiene efectos negativos no sólo en el empleo sino también en los incentivos para adoptar nuevas tecnologías. La mayoría de estos gobiernos están ansiosos por garantizar que la economía funcione a una alta intensidad sin vientos en contra que puedan retrasar la demanda y la generación del crecimiento y nuevos empleos.

Se están implementando nuevas tecnologías poderosas en todos los ámbitos pensados y la pandemia ha aumentado la adopción y el aprendizaje en sectores anteriormente rezagados. Esto es crucial, porque el crecimiento de la productividad a nivel agregado exige no sólo una disponibilidad generalizada de las tecnologías necesarias, sino también su amplia difusión.

Particularmente importante es la adopción digital por parte de las pequeñas y medianas empresas y de los sectores rezagados. En India, parte de la transformación digital implica equipar a millones de pequeños minoristas y las cadenas de suministro relacionadas con soluciones tecnológicas, en lugar de que sean devorados por grandes titanes comerciales, causando una alteración del empleo potencialmente importante.

La distribución del ingreso es otro factor clave en el crecimiento de la productividad. Si el ingreso incremental solo fluye principalmente hacia los personas de altos ingresos y hacia los propietarios del capital, esto resultará ser bueno solo para los precios de los activos, pero muy malo para la demanda y, por lo tanto, la inversión y productividad de las empresas.

Ya vemos que en Estados Unidos, los planes fiscales del presidente Joe Biden, que incluyen inversión en infraestructura, cambios en la tributación y sueldos mínimos más alto, están destinados a restablecer los empleos de ingresos medios e impulsar los ingresos para los hogares de bajos y medianos ingresos.

Tal como indica un estudio reciente del Instituto Global McKinsey (1), la transformación digital será lo suficientemente potente como para ayudar a aumentar el crecimiento de la productividad general de manera sustancial. Por ejemplo, la innovación en el suministro de atención médica primaria, antes un sector rezagado, probablemente se haga evidente no sólo en los datos de productividad para ese sector, sino también en otras mediciones importantes de desempeño, entre ellas los resultados generales de salud y la calidad y rapidez de la atención.

En cuanto a la agenda de descarbonización, algunos podrían sostener que esto tendrá un impacto inmediato pequeño o hasta ligeramente negativo en el crecimiento y la productividad. Pero en esta cuestión, en especial, deberíamos ser conscientes de los horizontes futuros relevantes. El valor actual de las inversiones verdes se puede interpretar como muy alto; pero el impacto que tendrán estas inversiones y medidas será impresionantes en el futuro.



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